jueves, 12 de julio de 2007

El espejo caricaturesco de la Uader


Gustavo Lambruschini
Parte II

..."“transferidos”: tenemos por ley el privilegio feudal de la estabilidad laboral y la intangibilidad de nuestros ingresos hasta que nos jubilemos o hasta que la muerte nos separe... Este privilegio no lo tiene ningún profesor en ninguna otra universidad pública, que siempre puede perder su cargo docente incluso en la misma reválida. Pero parece que no estamos totalmente satisfechos con este fuero especial y, según la conocida modalidad criolla, vamos por más... Así, parece que además fervorosamente debemos creer en el controvertido milagro de la transubstanciación. En efecto, nos habríamos por un milagro transustanciado y, de ser antes profesores terciarios no universitarios, seríamos ahora profesores universitarios. Este milagroso misterio no se habría logrado, mediante el poder sacramental del ritual de un sacerdote, sino por los poderes taumatúrgicos de la varita mágica estatal, dado que el Estado provincial habría realizado el milagro con la creación de la Uader. A partir de entonces, los que nunca rindieron concursos universitarios, aspiran a “revalidar” el taumatúrgico acto milagroso..."...
....
..."Es posible que un gremio en sentido precapitalista del término que defiende puros intereses particulares corporativos, logre extorsionar al gobierno y evitar los concursos. Pero esto se sabe y no colabora al prestigio. No es seguro que se pase las instancias de acreditación. No es seguro tampoco que se encuentre profesores prestigiosos de otras universidades públicas que se presten a este tipo de “concursos”. Será seguro, en cambio, que la apuesta de transformar la Uader en una universidad con prestigio y autoridad académica se habrá perdido: los profesores seguirán migrando y los alumnos quedarán sólo como siervos de la gleba. La Uader, al mirarse al espejo, enfrentará la imagen caricaturesca de una universidad."...

Nota El Diario

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Respuesta a las declaraciones del docente Gustavo Lambruschini


Con profunda consternación, hemos leído en la edición del 5 de julio de Análisis las lamentables declaraciones del docente Gustavo Lambruschini, colega de la UADER, quien intentando defender una postura, cae en agravios a sus colegas docentes.
Digo que las declaraciones son lamentables porque, en nombre de la reforma del 18 y la democracia universitaria (cosa extraña, el filósofo paranaense no citó a Emmanuel Kant) Gustavo Lambruschini no ha hecho sino humillar, agraviar, ofender e insultar a los docentes fundadores de la UADER, llamados “transferidos” a modo de estigma de nacimiento.
Para descargar su caterva de altaneros insultos, el mencionado filósofo paranaense incurre en mentiras en la nota que le ha dado a Análisis. Miente el filósofo paranaense cuando dice que los docentes transferidos se han “posesionado” de sus cátedras. Sepa Ud., señor Lambruschini, que los docentes que hemos sido transferidos no somos ningunos feudales sino que obtuvimos nuestras cátedras rindiendo concursos para poder entrar en lo que en su momento eran los institutos superiores de la provincia de Entre Ríos. Cuando invocamos derechos, no son derechos de posesión, son los legítimos derechos que da el haber rendido concursos y estar ingresados a la universidad. Los docentes fundadores de la UADER, no nos hemos apropiado de nada, hemos rendido concursos para entrar. Por favor, suspenda un instante sus lecturas de Kant, deje de insultarnos y estudie detenidamente el proceso de creación de la UADER.
Este Lambruschini que ahora dice que hay que hacer concursos abiertos en la UADER es el mismo que en 2002 firmó un petitorio gremial para pedir que esos concursos se frenen. ¿Cuál de los filósofos que él enseña en sus cátedras dice que es posible darse vuelta de un modo tan descarado?
Lambruschini también podría ser un poco más coherente con sus declaraciones. Él mismo dice que acaba de rendir su reválida en la UNER y que con eso le bloquea la posibilidad de trabajar a otro compañero docente. Pues bien, sea coherente y váyase entonces. Váyase a disfrutar de sus rentas agrarias y déjele el puesto a otro. Pero Ud., justamente por lo que acabo de decir, no tiene el derecho de tratarnos de “feudales” a sus colegas docentes, cuando hemos sido nosotros quienes nos hemos quemado las pestañas para estudiar e ingresar y permanecer en el sistema universitario.
Si a él lo invitan a universidades extranjeras, como dice en la nota de Análisis, pues bien, que se vaya a esas universidades extranjeras. Pero que deje de mirarnos por encima del hombro a sus colegas docentes porque a muchos de nosotros también nos han invitado a universidades extranjeras, pero no podemos asistir porque vivimos de nuestros magros sueldos docentes, no de rentas agrarias.
Quien dice respetar la democracia y enseña en clase la actitud de Sócrates que se somete a las leyes de la polis griega ahora dice que lo que aprobó el Consejo Superior de la UADER es una “medida feudal”. Debiera saber Lambruschini que lo que aprobó ese consejo lo hizo en el marco de la democracia, fue suscripto por la mayoría después de los debates que se dieron y avalado por el voto de representantes de todos los claustros universitarios, de un órgano colegiado que nos hemos dado los estamentos universitarios. Si eso no es democracia, no entiendo qué cosa cree Lambruschini que es la democracia.
Lo cierto es que la democracia en la universidad puede producir resultados que no nos gusten, prof. Lambruschini. Qué casualidad que las votaciones son democráticas cuando coinciden con la “razón kantiana” de Lambruschini, pero no lo son cuando no coinciden. Extraño modo de ser democrático.
Dice Lambruschini que la UADER es una universidad pobre, con pobres profesores, que solo enseñan pobreza. ¿Cambiará la pobreza de la UADER con los concursos que él defiende? ¿Dejarán nuestros alumnos de ser pobres cuando los concursos se hagan según lo que indica la razón kantiana-lambruschiniana? ¿Los concursos harán aparecer mágicamente los libros, aulas, bancos, computadoras, laboratorios, equipamientos, becas y tantas cosas que nos hacen falta para trabajar? ¿No será que tendríamos que discutir sensata y seriamente, por qué tanto docentes como alumnos somos pobres? ¿Y si probamos con el reparto de la renta agraria de los estancieros entrerrianos? ¿Por qué no le lleva esa propuesta a quienes tomaron el Rectorado de la UADER? Quizás con el reparto de esa renta, los “pobres docentes” seríamos un poco menos pobres. En el silogismo lambruschiniano, solamente los ricos pueden ser buenos profesores. Curioso modo de ser un filósofo de izquierdas.
La arrogancia de Lambruschini lo lleva a profundizar sus agravios al decir que como los docentes somos pobres, no podemos más que enseñar nuestra pobreza. Confunde así la pobreza con la ignorancia, que no son sinónimos. Solamente alguien carcomido por la soberbia creería que porque uno viste ropas baratas no tiene libros en su biblioteca. A la hora de insultar a sus colegas docentes, Gustavo Lambruschini tiene tan pocos límites como vergüenza.
Profesor Lambruschini: quien esto escribe ha sido alumno suyo. Es más, en su momento lo elegí para que fuera mi director de tesis. Así lo hice y no me arrepiento de ello. Valoro inmensamente la formación que me dio y se lo agradeceré siempre. Pero por favor, en nombre de esa misma formación que Ud. me dio, deje de pavonear por los pasillos universitarios y por los medios de comunicación esa soberbia intelectual que le impide observar la realidad con otros ojos que no sean los que tiene, tan llenos de Kant y de Hegel, pero tan vacíos de sentido común y de respeto hacia sus colegas.


Ariel Vittor
Docente de la UADER

Informática dijo...

Nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio.

Desde que comenzó este conflicto desde el sector de docentes transferidos que no quieren pasar por concursos se propone que consideremos el discurso de víctima ante los "ladrones de derechos adquiridos" que somos los estudiantes y ahora el Profesor Lambruschini.

Comparto con vos Ariel que deben estar consternados, ya que la mayoría hoy esta actuando de manera corporativa y los que no actúan de esta manera se han encargado uno a uno de silenciarlos, mediante aprietes y amenazas.

Realmente no importan mucho las argumentaciones que yo pueda hacer en este punto ya que desde el texto del Prof. sale a las claras que los "derechos adquiridos" no son tales y que este capricho de unos pocos nos va a costar la Universidad.

Y agrego desde aquí que es fácil dar la pelea del lado que la están dando que es junto al poder de turno, llamen se los decanos, el gobernador y los punteros de AGMER.

Saludos.

Informática dijo...

Sr. anónimo su comentario ha sido moderado debido a sun contenido agresivo y al aire sin ningún tipo de sentido ni dirección.

Saludos.

Anónimo dijo...

CARTA ABIERTA AL PROF. ARIEL VITTOR

Paraná, 4 Agosto 2007

"En ese golpe bajo, en la bajez
de esa mofleta, en el disfraz
ambiguo de ese buitre, la zeta de
esas azaleas, encendidas, en esa obscuridad"
Hay Cadáveres
N.P.

Sr. Prof. Ariel Vittor:

Mi nombre es Federico Brollo, estudio Ciencias Sociales, y tengo el agrado de participar una vez más, como en aquel verano de 2004, de una experiencia política inédita. Creo que hoy en la UADER, desde la Asamblea a la que pertenezco, está emergiendo la cesura de la posibilidad. Con esto, como verá, no puedo esta jamás de acuerdo con alguien que dice lo que Usted dice. Sin embargo, y aunque leí sus intervenciones, me llamaba a silencio porque hasta hoy creía íntimamente que Ud, por el tenor de sus actos públicos, sólo era una persona despreciable y que en todo caso iba a ser fundamentalmente su letra y escritura la que se encargaría de desprestigiarlo. No valía la pena intervenir, al fin de cuentas (convengamos) el daño ya estaba hecho y si lo que pretendía era precisamente eso, carecía de sentido respuesta alguna. Las mentiras, medias verdades, chicanas, etc… no se ganaban la posibilidad de un texto de respuesta, más bien inclinabas a cualquiera a un acto sencillo y honesto: dejarte maldecir y mentir en aquel desierto al que aludió con hondura Alicia Naput. Sin embargo hoy ha sido ud mismo quien me incita a escribir: la mediocridad, se atreve a proferir en su carta de respuesta al Prof. Sergio Bergallo, en la universidad es siempre imperdonable. Entonces, hoy Ud. se proclama como imperdonable. Verá.
El territorio que se abre tras estas nuevas apariciones públicas me hace ir al ruedo. Prof. Vittor, Ud no debe mancillar tan livianamente nombres y acciones, no puede destinar a todos los que hoy defendemos la mejor tradición universitaria los adjetivos y figuras que repetidas veces nos ha colgado. Porque si se ha autorizado como Profesor, como tesista de G. Lambruschini, como miembro activo y militante de la Comunidad Educativa, y alguien capaz de de hacerse cargo de una Cátedra en la UADER, no está en condiciones de cometer el peor de los errores: no atreverse a tratar al Otro como un interlocutor. Sabe bien Ud que alguien que se hace llamar “profesor” (Freire mediante) es alguien que está en condiciones de llevar a cabo esa praxis emancipatoria que tiene al discurso como espacio fundamental de la acción. Si ha estudiado la universidad pública, si se anima a escribir solicitadas, si intenta “responderle” a alguien, debería ser capaz de elaborar un discurso, la timidez de un argumento. Sus constantes intervenciones no sólo están yendo éticamente a contrapelo de aquello con lo que dice ser sino que, incluso, creo son capaces de ofender a quines fueron sus profesores o colegas a los que cree representar.
Pero entonces, como no creo que esté aquí escribiéndole a un ingenuo o un imbécil, me pregunto ¿por qué no acepta Ud. otro rostro y otra voz que no sea la del funcionario-interventor gubernamental o, en el mejor de los casos, la que encarna hoy esa fracción del gremio que garantiza y ha garantizado uniformemente el status quo? Hasta ahora en sus apariciones, Sr. Vittor, no ha demostrado siquiera la posibilidad de hilvanar una idea, pues allí (entre hiel y excrementos) quizás sobreviven prejuicios con el peor sentido común. En cambio, y a su pesar, tanto “el filósofo paranaense” Lambruschini, el “vasallo de apellido Bergallo”, “la troska Naput” y Claudia Rosa -hasta donde sé- han sido capaces de hacer otra cosa: argumentar. En este marco, en un destello hermenéutico, y puntualmente porque viene atacando constantemente a docentes, sus gestos parecen estar antes amparados en el miedo que en los saberes que dice haber adquirido tras haberse “quemado las pestañas”, porque hasta aquí Ud. nunca discutió.
Pero demos un paso más, pues lo más indignante en sus actos no es sólo esta actitud que no acepta bajo ningún punto una interacción comunicativa mínima. Lo que más ofende de su tono tampoco no es el cinismo con el que se ampara y viste. Ud. menosprecia , miente , confunde . Eso es lo más irritante.
He quedado consternado, Prof. Vittor, por el grado de virulencia con el que se viene dirigiendo a cualquiera que le sale al cruce y trata de invitarlo, ya no al desierto infértil de la calumnia del cual proviene, sino al terreno de las ideas. Más me ha sorprendido esto cuando, sabiendo que hoy viene siendo el coordinador de la Carrera de Marketing en la Facultad de Ciencias de la Gestión, me comentaron que Ud. en sus años de estudiante era un anarquista fervoroso: a decir verdad me hubiera parecido una fábula una conversión tan escandalosa, ¡¡¡de Anarco a defensor de la ideología de mercado!!! Entonces ¿era ud el que se atrevía a descalificar a Gustavo Lambruschini queriendo señalar la “contradicción” que habría entre las lecturas, el ideario que sostiene, y la actividad capitalista de la cual provienen sus ingresos? ¿Es Ud. el que, antes de discursearnos a todos sobre “institucionalidad”, participó en el cogobierno de la Facultad durante la corrupta “Gestión Bagnato” adhiriendo con más cómplice de los silencios, aún después de que un docente le señalara el turbio o “dudoso” uso de los recursos que hacía el Decano (cosa que, por otra parte, sabía la comunidad en su conjunto, tanto que ha llegado esto a ser tapa del Semanario Análisis)?
Pues bien, Prof. Vittor, me gustaría sentar ya mi posición. Pero antes lo invito a responder(nos) como corresponde a aquellas personas a las que “ningunea”. Lo invito a discutir algunos conceptos, aquellos que en sus textos me quedan poco claro por lo menos: democracia, institucionalidad, (i)legalidad, memoria, por citar sólo unos pocos. El resto, las chicanas particularmente, ¿nos ahorra el disgusto de tener que leerlas y se las guarda?, a lo que sucede hoy no aporta nada de nada: no clarifica la posición del oficialismo, tampoco discute la propuesta de la asamblea y menos aún brinda –como le podría corresponder a Ud, un docente militante- un marco de inteligibilidad al conflicto. Alguien que no apueste a estos puntos debería llamarse a silencio, caso contrario un docente está ejerciendo la “mala praxis”. Sobre este punto, algo más, le ruego por favor que nos explique cómo ha hecho para pagar la costosa solicita que salio en El Diario. Ud. asume en la misma que es un docente de magro sueldo y como creo que es así, le pido que me explique ¿de dónde sacó dinero para pagar un espacio que cuesta más de $ 2.000?

Ahora si, intentaré comentarle que hoy, todos nosotros, encontramos nuestro referente histórico en la Reforma del 18 y podemos decirlo. Pero no como cree usted para apropiarnos o extrapolar sus consignas. Muy por el contrario, entendemos que ayer-allí como hoy-aquí (en la Entre Ríos fascista, extorsiva y clerical) nos encontramos ejerciendo la desobediencia, en el sentido que Locke le daba: el último reducto legítimo de resistencia frente a la Razón de Estado hobbesiana. Porque nuestra Toma del Rectorado no es un acto “vandálico” sino un acto de resistencia, un espacio donde como Asamblea somos capaces de sentarnos diariamente y discutir, argumentar, dar razones contra una decisión que sabemos es ni legal ni legítima: muy por el contrario entendemos que es ilegal, nula e improcedente. Y es esto lo que con nuestros cuerpos “en situación de Toma” denunciamos, denuncia que también tiene palabra en infinidad de documentos, declaraciones y acciones que venimos llevando a cabo desde hace ya 36 días . Y frente a Intervención a la que nos someten el Gobierno Provincial, Mathieu, Riovó, Schenerberger, Tarulli y Mingo, gritamos “Autonomía”. Y ante la bochornosa reunión de Consejo Superior (que algunos tildan de “democrática” , cuando lo que realmente sucede es vaciar de forma y fondo el funcionamiento de esta institucionalidad fraguando una “votación” cuando aún un Consejero tiene la palabra, con Lista de Oradores abierta, sin clarificar las mociones, etc…,) exigimos “Cogobierno”: esto es, respeto y voz a las minorías ante el autoritarismo mudo de estas mayorías. Y sobre al manejo inescrupuloso e indiscriminado de recursos y presupuesto proponemos “presupuesto participativo” y “democratización”. Y estamos allí no porque creamos que los Concursos sean algo que, de suyo y en sí, garanticen la Excelencia Académica, sin embargo sabemos que, frente a las otras opciones (y garantizada por la Ley de Creación de la UADER, intangibilidad salarial y estabilidad laboral), es la vía más transparente y legítima para que un Docente ingrese a una Comunidad Universitaria.
Por último, si me lo solicita, tengo un texto algo rustico que escribí en relación al hecho de las placas conmemorativas “garabateadas” y el patético accionar de algunas organizaciones civiles, aquellas que hoy se creen dueños de los Derechos Humanos y los 30.000 compañeros desaparecidos. Pero para no abundar, le recomiendo la lectura y reflexión de un poema de Nestor Perlongher, se llama “Cadáveres”, fue escrito a comienzos de los 80´s y echa luz sobre algunas confusiones que tiene usted. Le regalo, sin embargo, la cita de dos párrafos ilustrativos. Aquel con el que abro estas líneas, que me parece que ataca el pathos de sus escritos. Otro, con el que quiero cerrar, resume alegóricamente –creo- el topos de toda resistencia: "Era ver contra toda evidencia/Era callar contra todo silencio/Era manifestarse contra todo acto/Contra toda lambida era chupar/Hay Cadáveres"

Un Saludo Respetuoso.

Federico Brollo

Los estudiantes exigimos nulidad de esta votación vergonzosa e ilegitima: