lunes, 6 de agosto de 2007

Reflexiones sobre la UADER: Política y EDUCACIÓN


escriben Alicia Naput y Gustavo Lambruschini

Tras el receso de invierno, "los defensores del orden" en la UADER vuelven a hablar de "la defensa de la institucionalidad", lo que nos mueve a las siguientes reflexiones.
La política moderna. La pregunta por la Política sostenida en estos momentos, en que la experiencia cotidiana es la de la disolución de la polis, la del más descarnado enfrentamiento, la del sálvese quien pueda, remite en primer lugar al pacto entre individuos, "origen de lo social y lo político", en tanto dispositivo teórico, con el que la modernidad política pensó su orden, frente a la guerra de todos contra todos. Orden político nuevo, Estado, "constructo" necesario de la nueva sociedad burguesa y de la generalización de las nuevas relaciones sociales capitalistas, que a partir del siglo XVI habían disuelto irreversiblemente las formas comunitarias feudales.
Lo político se configuraba, entonces, como un ámbito con una legalidad construida a partir del pacto racional entre individuos libres e iguales (entidades que aparecían como reales y últimas) y como la ficción originaria que reemplazaba la idea de "la naturalidad" de lo social y de lo político de la Filosofía Política clásica y medieval.
Sin embargo, la tradición moderna pensó, no sólo la restitución del orden a partir de la idea de un pacto voluntario o contrato, sino también la Revolución, esto es, la promesa de un orden nuevo y más justo, "la conquista del Reino de la Libertad"1: el nuevo orden, creado por un pacto entre iguales, para la Libertad y la Igualdad. A veces, el contrato vale incluso como una metáfora de la Revolución.
Esta tradición pues produjo y pensó así el Estado Moderno (el orden) y la Revolución (la invención del orden). Lo político y la política modernos, como espacios teórico-prácticos, se habrían constituido (en el contexto capitalista y en consonancia con la aparición de la democracia y la ciudadanía modernas) en la doble tensión invención-mantenimiento de "el orden", esto es, entre la acción constituyente, sustentada en una práctica socializante, y la impronta utilitarista y privatista asentada en una práctica movida por el interés individual, entendido como interés privado. En uno y otro caso (las dos "almas" del contrato) queda claro que la política supone la discusión de la Ley y ello exige sujetos dispuestos a interrogarse acerca de la legitimidad del orden, esto es, que asumen el desafío de atreverse a pensar por sí mismos, como lo expusiera Kant.

La Educación Pública. La Educación pública es heredera de esa doble alma del contrato2. Ciertamente, conservar o preservar un orden, el que la burguesía ha logrado constituir como hegemónico; pero también, y paradójicamente, la Educación pública se enuncia o presenta a sí misma como la que encarna el proyecto moderno de la autonomía, esto es, formar sujetos que piensen por sí mismos, reflexivos y críticos respecto de la cultura heredada, conforme al principio de educar al soberano. Es que el orden que la Educación pública debe preservar, se funda en la retórica de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, y en una institucionalidad que se autofunda a sí misma, es decir, en una institucionalidad hija de la Revolución o, lo que es lo mismo, hija de la certeza, de que las instituciones son productos o inventos humanos. De lo que se sigue que, así como fueron construidas, pueden ser cuestionadas, reconstruidas o rehechas. Y de eso se trata la Política: cuestionamiento del orden para actualizar o para la actualización de la contingencia de la igualdad.
En ese contexto concebimos a la Educación, entonces, como aquella práctica que participa de la tarea política por excelencia: la emancipación de los sujetos; tarea capaz de volverlos lúcidos respecto de sus deseos y de la realidad, críticos y responsables de sus actos. De este modo, la Educación sería constitutiva de la política como emancipación. Es claro que la Educación así concebida no es necesariamente parte de las "instituciones educativas" (de facto), pero es claro también que tener presente este horizonte emancipatorio (de derecho), de preservación y de desarrollo de los gérmenes de autonomía encarnados en los sujetos, permite distinguir, cuándo las acciones que se erigen en "defensa de la institucionalidad", defienden la Educación; y cuándo -lisa y llanamente- la restauración de "el orden".
Creemos que la defensa de la institucionalidad debiera comprenderse como la defensa de la voluntad autónoma de darse un orden, esto es, una voluntad sin tutelas. Un orden que pueda albergar la Educación, es decir, un orden cuyas autoridades sólo se legitimen en la potencia de educar, de hacer crecer la Cultura (Bildung) y la Libertad-consciente-de-sí. Y ello exige formas reconocidas de legitimar la autoridad de los maestros, que renueven cada vez en los estudiantes la confianza en ellos como sujetos en condiciones de ofrecer, no un saber inconmovible, sino un lenguaje y unas formas de interlocución con las tradiciones culturales, con los saberes científicos y políticos. Maestros, porque encarnan un saber que en el gesto de ofrecerse, habilita la interpelación; porque, a la vez que se expone, enseña a cuestionar aquello que elude el debate público. Tal vez por esto el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918 recobre su fuerza de mito fundante que aún habla a los oídos de los estudiantes de la UADER; allí donde reconoce como maestros a aquellos sujetos que se constituyen como tales en la relación con los estudiantes y con un saber. En la actualización de ese vínculo se vuelven maestros, porque encarnan una relación, no hostil sino vital y "amorosa", con el saber y en/con ella la promesa de la humanización que no pide subordinación y que, por el contrario, habilita la Libertad (Esa masonería de la esperanza que se renueva cada año, al decir de Steiner). Una comunidad educativa autónoma, queremos sostener, afirma su condición, preguntándose por las condiciones de posibilidad de la educación, eso es, de aquello que merece tal nombre.
Allí donde la voluntad autónoma instituyente es desconocida o negada, reviven la amenaza y el miedo como sostén y garantía del orden institucional, un orden que en el abandono de la acción política sólo puede remitir -en su restauración- a "el pacto de subordinación".
Quienes formamos parte de las Universidades Nacionales sabemos de estos abandonos, de estas defecciones. Hemos convivido, más o menos conflictivamente, con el triunfo del "imperativo de evitar lo peor" (que siempre escondió mal la amenaza de la exclusión) en la lógica política de los años ’90; lógica que como sabemos largamente, constituyó la forma más eficaz de reproducción del orden existente. En la afirmación de esa lógica vimos consolidarse: programa de incentivos, categorizaciones, reválidas de cargos docentes, acreditaciones, etc. Esto es: vimos retroceder la autonomía (y lo hemos denunciado), mientras avanzaba la subordinación de la mano del imperativo de la supervivencia (o la inclusión, que es una forma de sobrevivir en el orden).
Por ello, los docentes universitarios nos sentimos compelidos a intervenir en el presente conflicto de la UADER, en el convencimiento de que se trata de una oportunidad histórica de actualizar la autonomía en un gesto fundacional o re-fundacional, que abandone, en beneficio de la voluntad instituyente, la triste convicción, de que a los universitarios sólo nos está dado defender, de manera más o menos decorosa, la supervivencia en la forma de empleo, estabilidad o continuidad institucional.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que lo pario. Homenaje a Fontanarrosa.

Anónimo dijo...

¿Cómo se dice cuando los actos van por un lado y el discurso por otro?


CARTA ABIERTA A GUSTAVO LAMBRUSCHINI

Estimado Gustavo:

He leído azorada tus declaraciones en el Nº 759 de la revista Análisis y escuchado con gran asombro tu intervención en el programa “Entrevista” de Canal 11 el 6 del corriente.

Esto, que movilizó mi memoria - y sin duda la de muchos compañeros docentes, colegas tuyos en la UADER a los que menosprecias llamándolos “pobres (¿ignorantes?) docentes”- me lleva a escribirte esta necesariamente extensa carta.

Recordé así que a comienzos del 2002 fuiste uno de los 120 docentes de la UADER que, con el patrocinio de AGMER, promovieron acciones legales contra la convocatoria a concursos ordinarios realizada en esa época, acciones que merecieron un pronunciamiento favorable de la justicia. Y recordé también que entre las pruebas documentales presentadas en dicho juicio se incluyó el dictamen del jurado (jurado externo de reconocido prestigio) que intervino en el concurso público y abierto de antecedentes y oposición mediante el cual accediste a la titularidad en el ex Instituto de Ciencias Sociales posteriormente transferido a la UADER.

Supongo que no te guió entonces el interés mezquino de defender “privilegios feudales” sino la convicción, que manifestabas a viva voz, de que te asistían DERECHOS fundados en la legitimación académica obtenida al haber ganado un concurso de características similares a los de las universidades nacionales. Derechos que considerabas conculcados por un gobierno que avasalló ricas historias institucionales, identidades y espacios obtenidos legítimamente mediante concurso.

Por eso sorprende escucharte decir ahora que “los derechos adquiridos (de los docentes transferidos) son privilegios feudales”. O leer que (el Reglamento de concursos para dichos docentes aprobado por el Consejo Superior Provisorio de la Uader) “se basa en la creencia de que la posesión da derecho”. Otras eran tus creencias en épocas no tan lejanas...

Espero que no hayas olvidado también que en el 2001 participaste activamente en la lucha del claustro y del gremio docente en demanda de la implementación de concursos para frenar los cientos de designaciones a “dedo” de docentes en la Uader. Paradójicamente, algunos de los profesores beneficiarios de esas si, situaciones de privilegio (¿feudal?) lideran hoy el reclamo de concursos abiertos para todos, así como otros que en la UNER accedieron por resolución (como la Nº 252/05 de la FCE) a la condición de ordinarios y con ello a la ciudadanía universitaria.

Y en este tren de apelar a la memoria, vale recordar finalmente que en febrero de 2002 integraste la delegación de AGMER que se entrevistó con la entonces Ministra de Educación de la Nación, Graciela Giannetassio. Fue un hecho sumamente importante porque dió lugar al dictado de la célebre Resolución Ministerial Nº 19/02 que avaló nuestro reclamo de normalización y democratización de la Uader, concretizado posteriormente con la conformación de órganos de co-gobierno provisorios con representantes electos de todos los claustros. Y vos fuiste elegido como Consejero Superior integrando la lista “Participación y Pluralismo” que ganó ampliamente los comicios en la Facultad de Humanidades y cuya plataforma sostenía, precisamente, la defensa de los derechos de los profesores transferidos.

Considero imprescindible rescatar estos hechos del período fundacional de la UADER porque muchos de los que recién hablan hoy de su normalización parecen ignorar las luchas que desde el claustro y el gremio docente dimos (y en las que vos participaste) para que esta universidad no fuera “una excepción dentro de las universidades públicas”.

Cada universidad, como toda institución social, es el producto de una historia particular. Por eso comparto la opinión de Burton Clark acerca de que “el cambio académico comienza necesariamente con la comprensión de cómo las estructuras existentes condicionan los cambios posteriores“ (El sistema de educación superior. Méjico, 1992). Y para una comprensión abarcadora de esa realidad no se puede perder de vista la perspectiva de los actores involucrados. Por todo esto, los Estatutos y reglamentos universitarios no deben ajustarse mecánicamente a una “Ley Superior” sino que deben dar cuenta, necesariamente, de la historia, actores y contextos en que los mismos se producen.

Y justamente es la conflictiva historia de cómo se gestó la UADER la que explica la sanción de los concursos de evaluación del desempeño docente para los profesores transferidos, régimen largamente debatido y consensuado en numerosas reuniones y asambleas docentes realizadas desde el año pasado. Y quizás por no haber participado en esos debates, hablás de “concursos truchos”, utilizando el discurso descalificador de un sector del claustro estudiantil cuya discriminatoria propuesta concursal evidentemente desconocés.

Esos “concursos truchos” se basan en los diversos regímenes concursales (Reválida, Evaluación del desempeño docente, Concursos de renovación, etc.) aplicados en las universidades nacionales para evaluar a los profesores que ya ingresaron a la carrera docente mediante concursos públicos y abiertos de antecedentes y oposición, tal como fue tu caso y el de muchos docentes transferidos que se desempeñan en la UADER.

Respecto de la reválida en la UNER, resulta sorprendente tu apreciación de la misma como una “corrupción de los concursos”. En primer lugar, porque según afirmaste acabás de rendir tu reválida. ¿No debería entenderse entonces que al concursar libre y voluntariamente convalidaste esa “corrupción”? ¿No sería ésta una incoherencia ética?.

En segundo lugar, tu valoración es sorprendente porque la reválida (como otros regímenes similares) ha permitido avanzar hacia un sistema de carrera docente basado en la evaluación periódica de la tarea desempeñada. Y vos que estuviste en universidades extranjeras, debés saber que es el sistema habitual en muchos países como España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Francia. En esas universidades extranjeras se resguarda así la permanencia en los cargos de los docentes e investigadores experimentados (la masa crítica) cuya formación lleva años.

Para los que mencionan tanto la Reforma del 18, sin haber leído más que el Manifiesto liminar, sería aconsejable recomendar la consulta de la “Reforma Universitaria” (Compilación y notas de Gabriel del Mazo en tres volúmenes de 500 páginas cada uno). Se sorprenderían al enterarse de que en el Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios de 1932 se hablaba ya de sistema de “carrera docente”. Rescatemos pues el ideario de la Reforma, pero integralmente y apliquémoslo sin dogmatismos, contextualizándolo en la universidad del presente.

Como vos, fui jurado externo en concursos realizados en universidades nacionales. Por eso comparto plenamente los cuestionamientos sobre el valor de la clase pública como herramienta de evaluación de las aptitudes docentes y más aún como elemento determinante de la permanencia o no en un cargo. Por el contrario, rescato en la reválida el indudable valor de la entrevista en la que el concursante, en interacción con el jurado, puede fundamentar epistemológicamente su propuesta académica y justificar los métodos de enseñanza-aprendizaje utilizados. Es esa y no una clase ficticia de 40/60 minutos, sujeta a circunstancias impredecibles, la instancia de real validación en un concurso y que puede ser incluso una instancia de aprendizaje para el concursante.

Hay otra cuestión central que no se puede ignorar y que quizás explique tu “incómoda” posición de crítica a la reválida mientras la aceptas en los hechos cuando te toca el turno. Y es que este sistema permite conciliar las exigencias académicas con el derecho básico a la estabilidad de los trabajadores reconocido universalmente. En este sentido, supongo que no objetarás el concepto de que el docente universitario es un trabajador más que opera en el campo de la creación, transmisión y aplicación de conocimientos.

Finalmente, por lo que te escuché decir, creo que hay un punto en el que coincidimos: el rechazo de la afirmación reduccionista o pensamiento mágico relativo a que la excelencia académica pasa por los concursos abiertos. Sabemos bien que esa excelencia sólo es posible cuando existen recursos y condiciones adecuadas para enseñar, investigar, hacer extensión y para aprender. Y por sus graves carencias en infraestructura, libros, laboratorios, equipamiento, becas, así como la falta de un régimen laboral de cargos y dedicaciones docentes, esas condiciones son casi inexistentes en la UADER y deficitarias en muchas facultades argentinas.

Pude comprobar personalmente que significa haberse formado en una universidad de alto nivel de excelencia cuando cursé estudios de posgrado en la Sorbona (institución meritocrática si las hay) y en la universidad de Dijon. Allí, mis compañeros de estudio franceses se sorprendían al constatar que, proveniendo de una universidad del confin austral, yo manejara bibliografía recomendada en clase que ellos no conocían. Se trataba de libros que estaban a la disposición de todos los estudiantes en la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán en la que me formé.

Creo que hay otro punto en el que podríamos coincidir. Y es que en lugar de este conflicto incomprensible (si se ignoran los intereses políticos, motivaciones y ambiciones personales que lo han originado), hubiera sido mejor instalar un amplio debate sobre la crisis de sentido que afecta a la UADER y a la universidad argentina en general y dar una disputa de contenido realmente progresista para intentar revertir su decadencia institucional.

Cordialmente.

Blanca Benavidez

Paraná, 10 de julio de 2007.

FUENTE: http://docentesuader.blogspot.com/

Anónimo dijo...

PD: NO AL CHISTE FACIL!… SE LLAMAN TRANSFERIDOS, SINDICLISTAS, ETC

Anónimo dijo...

Me llegó este correo, si uds. conocen Horacio Fareg, hagan el favor de calmarlo porque le esta errando feo.
From: horaciofareg@hotmail.com
To: danielroxo@hotmail.com
Subject: sigamos la batalla
Date: Mon, 13 Aug 2007 04:20:27 +0200
Andrés Borgetto sos un payaso enfermo comunista, andate a vivir a Cuba asi nos libramos de gente como vos ,que vive como una rata con ideas castristas ,yo se que cuando consigas un mango te vas a cagar en todos como hizo Fidel, la tuya es una buena forma de justificar la miseria, "vivo con lo necesario" ,sos el tipico "boludo argentino" que cuando tiene oportunidad te caga...
Cuando en un artículo me referí a la evolución hacia la derecha del conflicto, me refería a estas cosas precisamente, creo que ya estamos entrando a una fase donde se aprecian actitudes fachista por parte de algunos estudiantes que sostienen la toma.
Aclaro: no soy Andrés Borgetto, no lo conozco personalmente, aunque se por referencias que es un buen compañero, me solidarizo con el.

DANIEL ROJO

Anónimo dijo...

Fareg quién sos? Un idiota que no tiene idea de nada. En todo caso los que se creen castristas son los que "cuestionaban en la época de federales, montielismo y represión" los paros docentes, y que ahora están tomando el rectorado.
Cande

Anónimo dijo...

CHE MIREN EL BLOG http://docentesuader.blogspot.com/ ASI ENTIENDEN UN POCO DE QUE SE TRATA TODO ESTO!
¿O ES QUE EN REALIDAD SÍ ENTIENDEN?
SALUDOS REVOLUCIONARIOS!

Unknown dijo...

Sumandome a la defensa de los derechos de los docentes ,tan vapuleados en estos dias,le comento que que soy Lucrecia Kravinsky,maestra de esta ciudad y quiero denunciar a una profesora del Instituto Nacional superior del Profesorado de Parana que le dio clases a mi hermana y a mi. A esta señora le dicen "DORITA" y esta en este momento jubilada ,felizmente para la sociedad...ella fue profesora en la materia "didactica de la educacion fisica" en la carrera de profesorado para la enseñanza primaria .Esta institucion formadora de profesores y maestros ya tiene antecedentes de poseer gente esquizofrenica dictando clases, es tiempo de que se investigue, y que se testee sicologicamente a los profesores,antes de admitirlos para transmitir conocimientos en una institucion de tanta trayectoria,un lugar donde se forma a las personas que acompañaran en sus primeros pasos en la escolaridad a nuestros niños no debe ser descuidado.
Las clases de esta mujer eran algo dificil de soportar, casi una blasfemia para la idea de libertad y amor al deporte que cualquier ser humano puede sentir .Despues de un tiempo nos dimos cuenta de que teniamos como "formadora de formadores" a una verdadera SERPIENTE(con perdon de estos inocentes animalitos)...los comentarios destructivos e inescrupulosos sobre sus ex-alumnos eran recurrentes ,molestos y se volvieron amenazantes.
Despues de soportarla seis meses se me ocurrió pedirle que por favor dejara de hacer comentarios negativos sobre otros alumnos frente a la clase...ese fue mi funeral...nos difamó y nos hizo la vida imposible a mi hermana y a mi lo suficiente como para terminar la carrera solo cuando ella no tuvo que tomarnos examen .Fue entonces que nos dimos cuenta de que estabamos frente a una verdadera "mafiosa" del sistema educativo, todavia no podemos entender como esta persona tan torpe, inescrupulosa y poco inteligente tenia poder sobre personas y estratos importantes del sistema educativo en la Provincia.
Investigando sobre el por que de la saña de esta mujer con sus alumnos,llegue a la pensar que seria el resentimiento acumulado por tanta insatisfaccion por ser la esposa de un hombre de dudosa heterosexualidad o por haber trabajado en la escuela religiosa "La Salle" de Paraná ,cuyo proceso la enfermó aun más en su delirio mistico antipecaminoso.
Yo quiero saber si hay mas gente afectada por esta "nazi" del sistema educativo...tenemos que denunciarla...tenemos que poner datos: nombre, apellido ,direccion, telefono todo lo que sepamos de este engendro malvado...es tiempo de que estos dinosaurios paguen por tanta represion..debemos escracharlos. Yo no puedo hacerlo sola :queridas maestras, juntos lograremos que la historia no se repita. Esta gente es la que desvaloriza nuestro profesionalismo y vapulea nuestros derechos.

Lucrecia Kravinsky
Profesora para la enseñanza primaria
DNI 22 355 677

Los estudiantes exigimos nulidad de esta votación vergonzosa e ilegitima: